4 experiencias para vivir en Baiona

  1. Una cena en su Parador de Turismo. Lujo, belleza y unas vistas envidiables. Esto es lo que ofrece el parador, una construcción que antiguamente defendía la ciudad y que hoy es un lugar muy bien puntuado por los viajeros que acuden a disfrutar de sus habitaciones y también de su cocina. Pero incluso si no quieres alojarte allí, puedes reservar una cena o puedes pasar a visitar sus jardines, ya que además de ser muy bonitos en sí mismos, te permiten unas vistas que te van a enamorar y que podrán protagonizar algunas de tus mejores fotografías de vacaciones. No te lo puedes perder.
  2. Coger un barco a cies desde Baiona. Todos los que viajan al sur de Galicia deberían reservar algún día de sus vacaciones para ir a las Islas Cíes. Son toda una experiencia que ofrece mucho más de lo que parece a primera vista. Además de las playas que parecen de película nos encontramos con naturaleza en estado puro, muy bien conservada y de gran belleza con rutas en las que se puede disfrutar de vistas, fauna y flora propias. Y, si ya nos quedamos a dormir en el camping, una forma de pernoctar en Cíes, podremos disfrutar de una noche muy especial en un entorno único.
  3. Disfrutar de la feria medieval de sus fiestas. Las fiestas de Baiona son muy conocidas porque atraen a un gran número de visitantes. Los puestos se distribuyen por las callejuelas del centro del pueblo, que ya tienen en sí un aspecto antiguo y que con esta decoración parece que trasladaran a otra época a los visitantes. Puedes comprar todo tipo de cosas, disfrutar de la comida de los puestos, ver algún torneo y exhibiciones de cetrería. Una forma muy entretenida de pasar un fin de semana diferente, pero recuerda reservar con tiempo porque Baiona se llena en esas fechas.
  4. Un día de spa. Muy cerca de lo que es el pueblo de Baiona está uno de los talasos de agua salada más bonitos e impresionantes de Galicia, con unas vistas increíbles al océano y a las islas Cíes. Darse un baño en sus aguas relajantes, con chorros, continuar con un masaje y acabar cenando en la terraza con vistas a la puesta del sol puede ser una experiencia de lo más relajante y maravillosa para vivir en pareja.