- Una cena en su Parador de Turismo. Lujo, belleza y unas vistas envidiables. Esto es lo que ofrece el parador, una construcción que antiguamente defendía la ciudad y que hoy es un lugar muy bien puntuado por los viajeros que acuden a disfrutar de sus habitaciones y también de su cocina. Pero incluso si no quieres alojarte allí, puedes reservar una cena o puedes pasar a visitar sus jardines, ya que además de ser muy bonitos en sí mismos, te permiten unas vistas que te van a enamorar y que podrán protagonizar algunas de tus mejores fotografías de vacaciones. No te lo puedes perder.
- Coger un barco a cies desde Baiona. Todos los que viajan al sur de Galicia deberían reservar algún día de sus vacaciones para ir a las Islas Cíes. Son toda una experiencia que ofrece mucho más de lo que parece a primera vista. Además de las playas que parecen de película nos encontramos con naturaleza en estado puro, muy bien conservada y de gran belleza con rutas en las que se puede disfrutar de vistas, fauna y flora propias. Y, si ya nos quedamos a dormir en el camping, una forma de pernoctar en Cíes, podremos disfrutar de una noche muy especial en un entorno único.
- Disfrutar de la feria medieval de sus fiestas. Las fiestas de Baiona son muy conocidas porque atraen a un gran número de visitantes. Los puestos se distribuyen por las callejuelas del centro del pueblo, que ya tienen en sí un aspecto antiguo y que con esta decoración parece que trasladaran a otra época a los visitantes. Puedes comprar todo tipo de cosas, disfrutar de la comida de los puestos, ver algún torneo y exhibiciones de cetrería. Una forma muy entretenida de pasar un fin de semana diferente, pero recuerda reservar con tiempo porque Baiona se llena en esas fechas.
- Un día de spa. Muy cerca de lo que es el pueblo de Baiona está uno de los talasos de agua salada más bonitos e impresionantes de Galicia, con unas vistas increíbles al océano y a las islas Cíes. Darse un baño en sus aguas relajantes, con chorros, continuar con un masaje y acabar cenando en la terraza con vistas a la puesta del sol puede ser una experiencia de lo más relajante y maravillosa para vivir en pareja.