Creo que el primer recuerdo que tengo vinculado a Papá Noel es de una Navidad hace mucho tiempo en la que el tipo de la barba blanca se portó muy bien y nos dejó junto al árbol una consola de videojuegos. La excusa que pusimos mi hermano y yo para que nos adelantaran el regalo fue la misma que usan todos los niños ahora: si nos traía el regalo Papá Noel en vez de los Reyes Magos “tendríamos más tiempo” para jugar antes de volver al colegio. Como si después de volver al colegio en enero el mundo se acabase. Bueno, un poco…
Por aquella época yo ya sabía que (niños taparos los ojos) los Reyes no son quién dicen ser. El hecho de tener hermanos mayores influyó para desenmascarar a los verdaderos Reyes de Oriente. De cualquier manera, la ilusión se sigue manteniendo, porque un regalo deseado siempre es bienvenido.
Ahora que yo tengo hijos voy a tener que empezar a batallar con el tema los regalos en Navidad. Sus abuelos ya le han regalado cosas tanto el 25 de diciembre como el 6 de enero. Se fueron a una tienda ropa polo para niños y la desvalijaron casi al completo. Yo siempre digo que con la ropa de los niños es mejor no gastar demasiado porque crecen muy deprisa… pero como si hablase con la pared.
En lo que a mí respecta, todavía no le he regalado nada directamente. Es muy pequeño y todavía no entiende qué es Navidad, quién es Papá Noel o los Reyes Magos. Sí parece que este año ha comprendido que estas fechas se reúne mucha gente y todos a su alrededor le dan besos y le contemplan, pero no creo que todavía esté al corriente de la polémica Papá Noel – Reyes Magos.
Pero para el año siguiente ya no me libro. Además de tener que ir a una tienda ropa polo para niños o lo que se tercie deberé decidir si apostamos por una fecha, por otra, o dividimos los regalos en dos. Bueno, tengo todavía varios meses para resolver el entuerto.