El otro día tuve que bajar unas cajas al trastero y cuando estaba acabando y tenía que cargar con la última me dio un horrible pinchazo en la espalda. Y no era la primera vez que me pasaba en los últimos meses. Fui al médico y el tipo me dijo que tarde o temprano a todo el mundo le duele la espalda. Me quedé mucho más tranquilo sabiendo que mi dolor es compartido por tantas personas…
Recuerdo cuando mi madre me decía leche calcio: que bebiera la máxima cantidad posible de leche para reforzar los huesos. De hecho, todavía me lo dice de vez en cuando (también me dice que me corte el pelo, pero eso es otra historia). Y yo que soy de cumplir con la mayoría de dictámenes familiares me hice un aficionado a la leche.
En general, no creo que me haya alimentado mal a lo largo de mi vida, pero algo ha hecho ‘crac’ dentro de mí en los últimos tiempos y me duele todo. Sí, me siento viejo y esto no puede continuar así. Le he contado a mi hermana mis problemas. Ella es una eminencia en todo lo que tiene que ver con la vida sana. Le he dicho que me duele la espalda, la rodilla, que estoy siempre con sueño y que me canso más que antes.
Ella no es tanto de leche calcio, es más de batidos verdes y similares. De hecho, lleva como diez años sin beber leche. “A mí nunca me duele nada”, me dijo. Yo quedé con los ojos como platos: “tienes que darme la receta”. Me dijo que debía dejar los lácteos, o al menos tomar leche sin lactosa, aunque no sea alérgico. Ella es la que sabe así que le haré caso.
Por supuesto, debo apuntarme a un gimnasio. Pero no a cualquiera, a uno que va ella que hacen actividades de influencia oriental: es como hacer deporte, pero mezclado con filosofía india o algo así. Y, claro, debo empezar a hacer yoga. Y con todo eso dejaré de sentirme viejo y me dejará de doler la espalda.