La primavera la sangre altera y todo el mundo se echa a la calle. Es una época con la que tengo sensaciones encontradas, porque me encanta el buen tiempo y el sol, pero no me gustan las muchedumbres ni las personas “alteradas”, pero hay que adaptarse a cada época del año que siempre tienen sus pros y sus contras. Y una de las actividades que más hacemos en estas fechas es pasarnos por un centro comercial cercano a nuestra casa que tiene un estupendo jardín.
No soy nada aficionado a los centros comerciales, pero desde que llegaron los niños también hay que adaptarse a eso. Y a ellos si les gusta. Es cierto que son sitios más frecuentados en invierno y otoño por aquello del mal tiempo, y es justamente eso lo que hace especial a este centro comercial. El hecho de que cuenta con un enorme jardín con sus parasoles y sus juegos lo convierten en un lugar ideal para pasar la tarde.
Uno de los juegos que más gusta a nuestros hijos es el castillo hinchable. Es un mega castillo, de los más grandes que he visto, y da cabida a decenas de niños que luchan por la posición cada tarde de fin de semana. Es increíble ver el entusiasmo y la intensidad de los pequeños que no paran durante horas. Mientras tanto, los padres, tomamos posiciones bajo los parasoles y descansamos un poquito. Los más arriesgados incluso se atreven a merendar y no prestan mucha atención a los niños, porque se supone que son vigilados por los monitores. Pero yo me quedo más tranquilo estando cerca de ellos.
La cuestión es que no es una atracción gratuita, claro, y cada vez sube más por lo que el tiempo que pueden estar los niños se ha reducido un poco. Así que cuando salen aún hay más tiempo para más juegos. Y luego la merienda o la cena, porque, claro, están sedientos y hambrientos después de tanto juego. Y así pasamos la tarde de muchos fines de semana en el jardín del centro comercial.