Los Jardines de Sabatini son uno de los destinos verdes más apreciados por el turismo internacional y los propios madrileños. Sus dos hectáreas y media de superficie están embellecidas por estatuas y topiarios de estilo neoclásico, que atraen a visitantes de todos los rincones del mundo. Aunque el acceso es libre, quienes se desplazan hasta aquí en coche pueden tener dificultades para aparcar cerca, como sucede al buscar cualquier parking en Madrid centro.
Estos jardines se sitúan entre el paseo de San Vicente y la calle de Bailén, frente al Palacio Real. Entre las mejores opciones para estacionar, destacan los aparcamientos Príncipe Pío, Cuesta de San Vicente, Cadarso y Plaza de las Descalzas, ubicados en las vías próximas a la carretera de San Vicente que rodea el recinto.
En sentido estricto, la historia de los Sabatini comienza en los años treinta, cuando las antiguas caballerizas de Carlos III fueron demolidas para habilitar estos jardines. Deben su nombre al italiano Francesco Sabatini, que no intervino en su trazado, sino en la construcción del cercano Palacio Real y de las mencionadas caballerizas.
Los jardines sorprenden, en primer lugar, por su rica vegetación y arte topiario. Está protagonizada por figuras geométricas y otros motivos que sus setos y arbustos «dibujan» ante los ojos del visitante. El interés de sus obras escultóricas no se queda atrás. Alberga más de cien esculturas que representan a Alfonso X el Sabio, Isabel la Católica, Jaime I el Conquistador o Fernando III el Santo, entre otros.
Además, estos jardines cuentan con un estanque central de diseño rectangular que agrega una nota acuática y refrescante al conjunto. Los entusiastas de la ornitología podrán observar aquí a las torcaces y otras aves autóctonas. Gracias al predominio de árboles de hoja perenne, se disfruta de sombra para pasear durante todo el año, lo que acentúa el atractivo de este enclave turístico.