Es una polémica que se repite cada vez que un gobierno municipal propone peatonalizar total o parcialmente el centro de una ciudad. ¿Es un buen método? ¿Beneficia o perjudica al comercio? Lo cierto es que no hay una respuesta que valga para todas las ciudades porque las características de cada una son diferentes y también la forma de ser de la población.
Pero lo que sí que es universal es que, para que una peatonalización funcione, previamente hay que invertir en la construcción de parkings que puedan absorber todos los vehículos que van a aparcarse mientras se accede al mismo. Si esto no se hace bien, se corre el peligro de que el comercio acabe desplazándose a otras zonas y la gente no acuda para nada, dejando lo que tendría que ser un espacio amigable y libre de humos en un lugar desangelado. Tener suficientes plazas de aparcamiento a un precio ajustado es básico.
Incluso cuando el centro de la ciudad no está peatonalizado, los parkings alrededor de esta área han demostrado ser de gran utilidad y evitan que se aglomeren los coches en las calles más estrechas. La mayor parte de la gente que va a hacer compras o a pasear por cualquier gran ciudad, dejará el coche en un parking Bilbao centro, por ejemplo, y se desplazará caminando siempre que el precio del parking sea ajustado y razonable.
También es importante que la peatonalización sea progresiva. Así, la gente podrá ir viendo las ventajas de tener calles por las que pasear, en las que colocar terrazas de hostelería y por donde pueden correr los niños sin peligro de coches. Normalmente, estos lugares se convierten en hervideros de gente cuando sale un rayo de sol, ya que se puede pasear, mirar escaparates, realizar compras o tomar algo con total relax y sin tener que caminar por aceras estrechas esquivando a personas con bolsas.
Este tipo de ciudad funciona mucho mejor en aquellos lugares llanos y por los que es agradable caminar y presentan más problemas en ciudades con grandes cuestas o que tienen problemas de accesibilidad. En estos casos, lo mejor es combinar áreas peatonales con calles por las que pueden circular los coches para evitar que personas mayores, niños pequeños o gente con problemas de movilidad pueda tener dificultades a la hora de llegar a los parkings o de caminar con sus bolsas una distancia larga.