La calificación energética de edificios ha pasado de ser un concepto desconocido, a engrosar el vocabulario de propietarios e inquilinos. La concesión de subvenciones a la rehabilitación y la reforma depende de este índice utilizado para determinar el consumo de energía de un inmueble en particular. ¿Una forma de maximizarlo? Invertir en aislamiento térmico paredes A Coruña o del municipio de residencia del interesado.
Lo anterior se logra mediante la introducción de fibras, espumas y otros materiales aislantes en los techos, marcos de ventana y muros exteriores. Ciertas estimaciones sugieren que, gracias a este cambio, pueden evitarse pérdidas de hasta el sesenta por ciento de la energía del hogar.
Esta medida debe complementarse con otras de igual utilidad, como el reemplazo de las ventanas de vidrios sencillos por otras térmicas o dobles. Por su parte, las puertas sin aislamiento térmico y acústico también están en el origen de las humedades, condensaciones y otros problemas comunes, motivo por el que se recomienda actualizarlas.
La elección del color de las fachadas puede influir en el consumo eléctrico. La elección de colores claros evita que la vivienda absorba la energía calórica, mientras que los oscuros incrementan su ganancia. Desde luego, una pequeña inversión con grandes consecuencias.
Un porcentaje del derroche energético se origina en el uso de electrodomésticos obsoletos. Reemplazarlos por otros nuevos es una medida eficaz para combatir este problema. En Japón existe un ritual de limpieza denominado Oosouji que los occidentales harían bien en imitar: deshacerse una vez al año de los bienes materiales que sólo generan molestias y problemas. Por ejemplo, decir adiós a la antigua estufa de butano y adquirir en su lugar una estufa de pellets, más eficiente y sostenible.
Adoptar unos hábitos de vida más saludables también contribuye a la mejora de la calificación energética. Racionalizar el uso del sistema de iluminación, de climatización, etcétera, es indispensable.