Dermatología: 5 datos desconocidos sobre esta especialidad médica

Según la Real Academia Española (RAE), la dermatología es la «rama de la medicina que trata de las enfermedades de la piel». A diferencia de otras disciplinas, los Especialistas dermatologia medica Vigo, Barcelona, Madrid, etc., se ocupan del órgano más grande del ser humano. Y es que la piel supera los 2 metros cuadrados de superficie, con un peso que alcanza los 5 kilogramos y que puede suponer hasta el 10% de la masa corporal, nada menos.

 

Otra de las rarezas de la dermatología es su antigüedad. Mientras que ciencias como la psicología se remontan al siglo XIX, los orígenes de la medicina dermatológica pueden rastrearse en el Antiguo Testamento y el Talmud. Gracias a estos documentos históricos se tiene constancia de tratamientos para el acné, la alopecia, la psoriasis y otras enfermedades de la piel, para las que ya existían tratamientos primitivos antes del nacimiento de Cristo.

 

De hecho, la primera crema facial de la historia se originó hacia el año 150 a.C. durante la Antigua Grecia, de la mano del heleno Galeno de Pérgamo, quien descubrió un compuesto hidratante formado por aceite vegetal, cera de abejas y agua. Con toda justifica, puede considerarse a Pérgamo como el ‘padre’ de la cosmética, además de un pionero en el campo de la dermatología.

 

Sin demanda no hay oferta, y el actual éxito de los tratamientos dermatológicos no sería posible sin consumidores interesados en su desarrollo. Una de las primeras ‘consumidoras’ de la que se conservan registros, fue Cleopatra. La gobernante de la dinastía ptolemaica fue adepta al uso de exfoliantes y cremas faciales elaboradas con aloe vera o miel para hidratar y preservar el cutis.

 

Sin embargo, determinados avances son relativamente recientes, como la toxina botulínica que el belga Émile van Ermengem descubrió en 1895. Además, no todos los avances dermatológicos se produjeron dentro de esta rama de la medicina. El hallazgo de las primeras bacterias en 1676 por el holandés Anton van Leeuwenhoek ‘descorchó’ un nuevo y fascinante campo dentro de la dermatología, la microbiota cutánea, arrojando luz sobre la existencia de bacterias, virus y hongos benéficos y perjudiciales para la piel humana.