Si quieres que tu negocio aumente ventas y se convierta en uno de los más populares de tu barrio, te tocará apostar por una terraza. Las terrazas se han convertido en las estrellas de la hostelería y no hay bar que se precie que no cuente con un espacio en el exterior. Durante la pandemia, eran la única forma de poder tomar un café sentados y ahora vuelven a ser el refugio de fumadores. Pero lo cierto es que da igual el tiempo, la gente prefiere consumir en la calle siempre que sea posible.
Para montar una terraza lo primero que tienes que hacer es solicitar el permiso ya que es necesario que el ayuntamiento otorgue una autorización para instalar mesas y sillas en suelo público. También deberás de seguir la normativa existente, ya que en algunos lugares la terraza tiene que tener un aspecto determinado, colores concretos o estar situada en zonas de aparcamiento y perfectamente delimitada.
Una vez que tienes el permiso y sabes de los metros de los que dispones, podrás comprar mesas y sillas de terraza baratas para decorarla. Trata de que sea lo más agradable posible y que conserve la identidad del establecimiento. Es importante tener en cuenta que los clientes no van a querer consumir en la terraza si tienen que levantarse a pedir o a pagar. Por eso es importante que cuente con una buena atención. Si la terraza va a suponer un notable incremento en el número de clientes lo mejor es contar con un camarero o camarera, al menos para reforzar en las horas de más afluencia de público.
En los lugares en los que se sirven comidas, las mesas deben de ser suficientemente grandes para que los clientes puedan comer con espacio. Y, siempre que sea posible, cubre la terraza ya que así evitarás que si llueve los clientes no se queden. Con una terraza cubierta estarás asegurando la afluencia de gente en todos los meses del año.
Muchos establecimientos apuestan por alternativas ecológicas para combatir el frío, como las mantitas que ofrecen a sus clientes para que puedan echársela por la espalda o por las piernas. Así, podrán disfrutar de un café o de un chocolate caliente y estar prácticamente como en casa. Otros instalan aparatos de aire acondicionado o estufas, pero no en todos los sitios está permitido utilizar estos elementos.