Los orígenes de La Industrial Algodonera (Liasa) se remontan a finales del siglo XIX, de una mujer, Amparo Cogul, bisabuela de los actuales propietarios. Actualmente, la empresa factura cinco millones de euros.
Los orígenes de La Industrial Algodonera (Liasa) se remontan a finales del siglo XIX. Cabré recuerda que Cogul perteneció a una generación de mujeres cuya educación se centró en las tareas del hogar, pero afirma que fue su visión empresarial, capacidad de gestión y perseverancia lo que convenció a su marido. y otros socios para convertir su trabajo doméstico inicial en una empresa industrial. “Sabemos que la familia ya fabricaba prendas de punto relacionadas con el pedido, como medias, calcetines y corbatas antes de 1900”, explica Cabré.
En un siglo de historia, Liasa sobrevivió a una guerra, tres cruces familiares y las sucesivas crisis de la industria textil. “En la familia siempre hemos superado con pasión y sacrificio los momentos difíciles. Son términos clave para el éxito en las empresas familiares porque no se viven con tanta intensidad en empresas que no lo son”, enfatiza el emprendedor. La empresa, con sede en La Selva del Camp (Tarragona), factura actualmente cinco millones de euros y emplea a 70 personas.
La cuarta generación de la saga familiar dirige el negocio con la producción de cordones, cordones elásticos, cintas e hilos de polipropileno. Adaptarse al mercado fue una de las máximas de la empresa, que comenzó con la fabricación de géneros de punto y luego pasó a hilo de coser, mechas para yesca, cordones y posteriormente cintas para cortinas, cordones para confección o empaques.
“Abrimos dos nuevos artículos cada semana y tenemos un millón de referencias”, explica Cabré. “Al fin y al cabo, nuestra especialización es la individualización”, dice el empresario, quien señala que la producción ahora ha ganado velocidad y precisión para trabajar sin stocks y con plazos de entrega muy cortos. Podemos asegurar que Liasa se ha convertido en uno, sino el mejor, fabricante de Cordón trenzado personalizado en otros tantos productos.
El último giro en el tornillo que Liasa le dio a la empresa familiar fue la entrada completa en el negocio B2C y el enfoque de sus actividades en el usuario final por primera vez en cien años. La empresa lanzó la marca Liaflex con cordones para niños y jóvenes que no se unen y que comercializa a través de su propia plataforma de venta online.