En muchos pueblos, sobre todo los que están cerca de algún río, hay problemas de humedades y en el mío no es diferente. En cada casa a la que vas te puedes encontrar varios deshumidificadores funcionando para que la casa además de no tener tanta humedad gane un poco de calor porque aunque parezca mentira simplemente el hecho de quitar un poco la humedad hace que la estancia sea mucho más agradable. En mi casa del pueblo tengo unos tres deshumidificadores funcionando porque de lo contrario después no hay quien entre en los dormitorios antes de ir a dormir. Pero lo que más se agradece antes de ir a dormir es enchufar unos cinco minutos antes de ir a la cama el calientacamas, porque de lo contrario cuando te metes en la cama parece que está mojada. La primera vez que probé el calientacamas fue una gozada, porque nunca había experimentado ese calor dentro de cama en el pueblo. Siempre que te metías en la cama estaba completamente helada y ese simple electrodoméstico cambió mi vida en el pueblo para siempre. A partir de ese día no quería ir al pueblo si no me llevaba el calientacamas. Eso sí, el calientacamas está muy bien pero hay que acordarse de apagarlo cuando te metas en la cama porque de lo contrario te achicharras mientras duermes.
Los deshumidificadores que tenía en el pueblo ya han pasado a mejor vida o les queda muy poco por lo que no me ha quedado más remedio que entrar en una página de internet para buscar deshumidificadores baratos pero que me den un buen resultado donde los necesito. Antiguamente en las casas de las aldeas tenían chimeneas y cocinas de hierro que eran lo que calentaba las casas, pero en mi casa no hay chimenea y la cocina de hierro hace años que ya no la usa nadie salvo que vaya algún familiar que esté más acostumbrado a usarla y cuando se enciende la cocina de hierro se nota mucho la diferencia de temperatura en toda la casa. Pero cuando voy yo solo no la enciendo casi nunca.