Cuando tuve que comprar mi primera silla de coche para mi sobrina, me di cuenta de que en Vilagarcía hay un mundo entero por explorar en esto de las sillas de coche Vilagarcía, y no exagero si digo que pasé horas dándole vueltas a qué elegir. No es solo pillar algo que quepa en el coche y listo, sino encontrar esa pieza clave que te da paz mental mientras llevas a los peques de un lado a otro por las carreteras gallegas, con sus curvas y su lluvia interminable. Lo primero que tienes que mirar es la edad y el peso del pequeño pasajero, porque no es lo mismo una silla para un bebé que acaba de llegar al mundo, con esa cabecita que parece de cristal, que una para un terremoto de cuatro años que no para quieto ni un segundo. La normativa actual, que es la famosa i-Size o R129, te obliga a ir a contramarcha hasta los 15 meses como mínimo, y yo, que soy un poco paranoico con la seguridad, diría que incluso más tiempo si puedes, porque los estudios dicen que reduces un montón el riesgo en caso de choque frontal, que es lo que más miedo da.
Elegir según edad y peso es como armar un rompecabezas, pero con cariño y un poco de paciencia se hace fácil. Para los recién nacidos, que pesan menos de 10 kilos y miden hasta unos 75 centímetros, lo ideal es un Grupo 0+, que son esas sillas tipo capazo que se enganchan con el cinturón o con Isofix, ese sistema de anclaje que parece magia porque hace clic y ya está todo firme. Mi cuñada, por ejemplo, se pilló una en una tienda de Vilagarcía que tenía un reductor para bebés tan mullido que parecía un nido, y el peque iba como rey en su trono, durmiendo todo el trayecto hasta la playa de A Lanzada. Luego, cuando pasan de los 9 kilos y hasta los 18, entras en el Grupo 1, que ya puede ir a favor de la marcha si quieres, aunque yo sigo siendo fan de la contramarcha porque vi un vídeo de pruebas de impacto y se me quedó grabado cómo protege el cuello. Para los más grandes, de 15 a 36 kilos, que ya son Grupo 2/3, necesitas algo que crezca con ellos, con respaldos ajustables y reposacabezas que suben y bajan como si fueran un ascensor personalizado.
En Vilagarcía, las tiendas tienen modelos que te hacen dudar porque todos parecen buenos, pero hay algunos que destacan por sus detalles. Fui a una cerca del centro comercial Arousa y me topé con la Cybex Pallas, que es como el todoterreno de las sillas de coche Vilagarcía: tiene un escudo frontal que parece un airbag para niños y se adapta desde los 9 hasta los 36 kilos, así que te dura años sin tener que cambiarla cada dos por tres. La chica de la tienda me explicó que el escudo reparte la fuerza de un golpe y que es súper cómoda para trayectos largos, como cuando te vas a Santiago y el peque se echa una siesta de campeonato. Otra que me llamó la atención fue la Britax Römer Kidfix, que vi en un comercio de la calle principal, con un diseño tan elegante que parece de exposición y un sistema Isofix que se agarra al coche como si no quisiera soltarlo nunca; además, tiene una tela transpirable que en verano, con el calor gallego, se agradece un montón.
El mantenimiento y la normativa también son un tema que no puedes pasar por alto, porque de nada sirve una silla cara si no la cuidas o no la instalas bien. La primera vez que puse una, me pasé 20 minutos sudando hasta que oí el clic del Isofix, y aún así llamé a mi primo, que es mecánico, para que me diera el visto bueno. Hay que revisar que esté homologada con la R129 o la vieja R44, aunque la i-Size es lo que manda ahora, y fijarte en que el peso y la altura del niño encajen con lo que dice la etiqueta, porque si no, te arriesgas a una multa o algo peor. Lavarla es otro rollo; la mía tenía una funda que se quita con cremallera, pero tuve que mirar un tutorial en YouTube para no romper nada, y con un paño húmedo y jabón suave quedó como nueva después de un incidente con un zumo que mi sobrina decidió usar como pintura.
Pensar en cómo estas sillas de coche Vilagarcía acompañan a los peques desde que son bebés hasta que ya casi te piden las llaves del coche me tiene fascinado. Entre las tiendas locales, con sus dependientes que te explican todo como si fueran tus colegas, y los modelos que mezclan seguridad con un diseño que no desentona en el coche, tienes de todo para elegir. Es un viaje que empieza con un capazo y termina con un respaldo alto, y cada etapa tiene su silla perfecta esperándote en algún escaparate de la ciudad.